Durante los últimos años, mucho se ha compartido en redes sociales acerca de las características y virtudes que deben hacer a un líder, los catalizadores atrás de su posición, y las acciones que lo convierten en un modelo digno de ser seguido. Gracias a cientos de infografías y miles de imágenes compartidas con frases motivacionales y citas citables de personajes famosos, e incluso hasta su manera de vestir, nos han hecho definir lo que idealizamos como la imagen que debe mostrarnos a un líder. De repente, decenas de “mini-Steve Jobs” uniformados con mezclilla, playera con cuello de tortuga y anteojos muy a su estilo o varios buenos imitadores de Simon Sinek que memorizaron cada palabra de sus conferencias comenzaron a aparecer intentando seguir sus pasos como una receta de cocina.
No me malentiendan, de ninguna manera mi intención es ofender el trabajo de las personas que nos ayudan a extraer el mejor material de los personajes más destacados del mundo del liderazgo, de hecho, es muy sano tener un modelo a seguir, un tipo de personalidad al cual aspirar y una referencia contra la cual medir nuestro desempeño como líderes, es decir, tomarlos como nuestro coach personal, aunque ellos no sepan que lo son para nosotros.
El tema aquí, es que no podemos aspirar a representar una figura de liderazgo de manera efectiva únicamente por nuestra posición, que en el último de los casos no es más que el título que acompaña nuestro nombre en nuestra firma de correo electrónico, e intentar implantar (en nuestro leal saber y entender) las mejores prácticas aprendidas en todas las conferencias a las que hemos asistido o simplemente por ser creyentes de la filosofía de alguno de estos personajes.
El mejor liderazgo sucede cuando tú eliges (consciente o inconscientemente) dejar una huella en lo que haces, en las personas que ayudas con tu servicio, y en las personas que te acompañan en el camino.
Cuál dirías tu que ha sido la experiencia más crítica, la más complicada, retadora y aterradora, aquella que te llevó al punto del colapso nervioso pero también se convirtió en la más grande de tus satisfacciones y logros. ¿Recuerdas quiénes estaban ahí y para quién era ese servicio?
Normalmente nuestras peores experiencias se convierten en nuestras mejores áreas de servicio. Nos volvemos expertos consultores en ello. Te puedo asegurar que en esos momentos no estuvieron tus gurús para ayudarte a salir al paso. No, porque quien estuvo ahí siempre fuiste tú, con tu diseño, con tus talentos y virtudes en tu F.O.R.M.A. original. El mejor liderazgo, saldrá de ti cuando escojas seguir y escuchar quién realmente eres, no de una manera arrogante y soberbia, sino reconociendo a quienes estaban ahí acompañándote y con quienes elegiste compartir tu forma de ser, es decir tu:
Formación. Ya sea espiritual, familiar, profesional, educacional, o cultural, todo lo que has aprendido te ha formado con un sello único e irrepetible. Tu visión de la vida es lo que dejará una huella en los demás.
Oportunidades. Claramente las oportunidades siempre están ahí, algunas las tomamos y otras simplemente pasan, pero las que has sabido aprovechar, pueden ser de mucha ayuda parar crear otras oportunidades en beneficio de los demás.
Recursos. Ya sean materiales, económicos, o humanos. No se trata de lo que hemos recibido, sino lo que podemos dar. Al final, todos (los recursos) somos un medio que pasa de mano en mano, estamos aquí para servir no para ser servidos.
Mi personalidad. No intentes ser otra persona. En el monto en que deseas ser alguien más estas renunciando a tu formación, tus oportunidades, tus recursos y, lo más triste, a tus antecedentes. Lo que tú puedes aportar a los demás nadie se los puede dar. Eso significa ser líder, contribuir al crecimiento de los demás de manera genuina, respetuosa y sin arrogancia.
Antecedentes. Finalmente, compartiendo tu experiencia, en donde has estado, con quienes has trabajado, los equipos a los que has servido, todo ello puesto en práctica efectiva te darán credibilidad, certeza y confianza.
No necesitas tener una posición en los niveles más altos de la estructura de tu organización para mostrar tu liderazgo, sea cual sea tu función o el lugar en donde te desempeñes, siempre piensa que el liderazgo es una elección y no una posición.
Por cierto, hablando de referencias a grandes líderes, este modelo fue descrito por Rick Warren (autor de Una Vida con Propósito) y si, también el título de este post está inspirado en la frase de Stephen Covey.
Contáctanos en info@advisory-plus.com podemos tomarnos un café y resolver juntos tus dudas.
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