He escuchado a cientos de CEO's repetir constantemente la importancia que tiene el crecimiento en una organización. Algunos dicen que lo más importante debe ser obtener más clientes, otros mantener la cartera vigente, otros quizás se fijan en el crecimiento orgánico de sus recursos.
Todos los objetivos son importantes, pero no creo que sea necesariamente lo más relevante.
Lo más importante es el liderazgo. Todo radica en el liderazgo. Créeme, he conocido directores con un gran talento para hablar a la gente, convencer y vender, pero que realmente sufren por causa de un mal liderazgo.
El verdadero liderazgo descansa en la visión.
Puedes ser la persona con más carisma, hacer las mejores bromas en tus presentaciones, y utilizar superlativos en tus reuniones para remarcar el gran éxito de tu gestión como líder, pero si tu visión no es la correcta y, más aun, si no la has comunicado adecuadamente terminarás siendo un director vacío que simplemente da ordenes e instrucciones para el cumplimiento de sus caprichos.
El carisma no te hace un gran líder, la visión Sí. De hecho, comunicar la visión de tu organización es la tarea número 1 en tu trabajo como líder. Como líder, tienes que comunicar constantemente la visión a toda la organización. Esta quizás sea la tarea más complicada, pero es la más importante para el crecimiento de una organización.
Pero dónde obtengo una visión que pueda animar y dirigir a mis colaboradores?
Debes obtener la visión de los valores de la organización. Estos nunca deben cambiar y nunca deben fallar. Su visión debe ser aun más grande que cualquier otra idea en la mente de tu organización o tu propio ego.
Y cómo comunicar adecuadamente la visión? A lo largo del tiempo he visto que estos 3 sencillos pasos son más que suficiente:
1. Diles a tus colaboradores qué es lo que harás.
Comienza diciéndoles lo que harás, no lo que necesitas que ellos hagan, no pidiéndoles su compromiso, sino exponiendo lo que TU harás. El "qué" siempre viene antes del "cómo" y "cuándo" lo harás.
Para explicar lo que harás debes comenzar con empatar, y hacer visible, tus valores y propósitos con los valores y propósitos de la organización. Los valores no son negociables, y así debes demostrarlo.
2. Ahora sí, diles cómo lo harás.
A menudo, muchos líderes omiten este paso. Cuando reciben una instrucción de los accionistas o del corporativo, lo que intentan es ejecutarla lo más pronto posible. Así que intentan tener éxito con sus propios planes y estrategias hasta que se dan cuanta que nadie ha entendido qué es lo que intentan hacer y habrá que re-procesar todo.
3. Establece una fecha compromiso para cumplir con la visión.
Entre más avanzo en mi carrera profesional, más entiendo que en la vida corporativa uno debe sembrar para que otros cosechen.
Esto lo aprendí en mi etapa de project manager cuando propuse algunos cambios a la cultura organizacional de la compañía para la que colaboraba. En aquella visión, transmití lo que significaba mejorar la vida de los empleados modificando algunos hábitos que la misma organización había generado. Por supuesto que esta visión fue demasiado disruptiva, pero empataba perfectamente bien con los valores de la compañía.
Siendo honesto, no tenía idea de cómo tomarían esta propuesta los líderes de talento humano, o el mismo CEO. Y siendo aún más franco, la verdad es que fui puesto hasta lo último de la lista de espera. No sabía en qué momento la vería como una realidad. Así que durante los siguientes meses, la visión se convirtió en un "aguanta". Viendo como pasaba de mano en mano, mi frustración y desánimo al sentir como esta visión no progresaba me hicieron dudar de mi permanencia en ese lugar.
Algunos años después, cuando yo ya no pertenecía a esa organización, supe que finalmente muchas de las propuestas que formaban parte de la visión fueron puestas en práctica, y sé de los beneficios reales que las personas obtuvieron.
Así que la lección más importante que tuve de esta experiencia fue que "la visión" no es "tu visión" sino la visión de y para la organización. En proyectos tan importantes como hacer realidad una visión, fijamos fechas compromiso asumiendo que seremos nosotros los que recibiremos los elogios y medallas, pero olvidamos que no se trata de nuestra visión sino la visión del negocio.
Así que debes determinar una fecha realista, asumiendo que todo puede pasar y que la visión es más importante aún que tu permanencia en la compañía. El negocio debe seguir siendo igual o más exitoso a pesar de ti, aún cuando ya no estés ahí.