Una de las últimas declaraciones que Steve Jobs hizo en su lecho de muerte, y con la que quizás me sienta más identificado por mi rol de administrador de riesgos y auditor interno, se encuentra transcrita en el penúltimo capitulo de su biografía escrita por Walter Isaacson, y dice así:
"Tengo mi propia teoría acerca de por qué compañías como IBM o Microsoft entran en decadencia. Una empresa hace un gran trabajo, innova y se convierte en un monopolio o en algo cercano a ello en un campo determinado, y entonces, la calidad del producto se vuelve menos importante, la compañía comienza a valorar más a los grandes comerciales que tienen porque ellos son los que pueden aumentar los beneficios... así pues, los agentes de ventas acaban dirigiendo la compañía. ...Odio que la gente se etiquete a sí misma como emprendedora, cuando lo que en realidad esta intentado hacer es crear una compañía para después venderla o salir a bolsa para poder recoger los beneficios y dedicarse a otra cosa. No están dispuestos a llevar a cabo el trabajo necesario para construir una autentica empresa, que es la tarea más dura en este campo. Así es como puedes hacer una contribución real y sumarte al legado de los que vinieron antes que tu, así es como construyes una compañía que siga representando unos valores dentro de una o dos generaciones. Eso es lo que hicieron Walt Disney, Hewlett y Packard, y las personas que construyeron Intel, crearon una compañía para que durase y no solo para ganar dinero, eso es lo quiero que ocurra con Apple."
"Odio que la gente se etiquete a sí misma como emprendedora, cuando lo que en realidad esta intentado hacer es crear una compañía para después venderla o salir a bolsa para poder recoger los beneficios." - Steve Jobs
Para nadie es algo nuevo que cada día surgen más y más emprendimientos con valoraciones millonarias, negocios que jamás en la vida hubiéramos imaginado existirían, con soluciones a problemas que no sabíamos que teníamos y productos que nunca habríamos comprado hasta que ellos nos los presentaron a través de una app. Los más exitosos se han ganado incluso el mote de "unicornios" - lo que sea que eso signifique en el contexto que aplique - por su valoración de más de US$1,000 millones sin siquiera haber hecho una oferta pública inicial (IPO, Initial Public Offering) en el mercado de capitales. Quizás la persona que decidió asignar la palabra unicornio a este tipo de compañías lo hizo pensando en lo efímero y fantasioso que resulta ser un caballo mágico, con alas y un cuerno (muy valioso) en la cabeza.
Es una realidad que esta forma de generar riqueza llegó para quedarse, y que todos quisiéramos una rebanada de este rico pastel llamado #transformacióndigital. Pero ojo, que este postre no es para todos, solo es para los más audaces y para aquellos que cuentan con los contactos suficientes para pertenecer al grupo de los innovadores y disruptivos - con dinero, claro - que logran vender una idea (por absurda que parezca) gracias a las rondas de levantamiento de capital en donde llegan a reunir millones de dólares. Basta un solo inversionista al que le parezca atractiva su idea para que su #startup se mude de la cochera de su casa a uno de estos grandes corporativos con instalaciones sin plafones, sin alfombras y con mesas de mini futbol, videojuegos y espacios colaborativos.
De toda esta revolución digital, la Industria Fintech es quizás la que más preocupa desde el punto de vista de Enterprise Risk Management y Auditoría Interna y es justamente por las altas valuaciones que han alcanzado. Por poner un ejemplo, Apple alcanzó una valuación de US$1,000 millones en poco más de 20 años, y ahora estos emprendimientos Fintech lo están logrando en tiempos record. El unicornio más reciente en México lo hizo a tan solo ocho meses de haber comenzado operaciones en México. Este boom de crecimiento en empresas de tecnología ya lo hemos vivido; bien dicen que quien no recuerda su historia esta destinado a repetirla.
¿Es la Industria Fintech la nueva "burbuja dot-com" o el próximo Enron y WorldCom?
A principios de este siglo existieron varios escándalos financieros relacionados con compañías que gozaban de altas valuaciones bursátiles dentro de la industria de la tecnología y energía. Incidentes como los de las compañías involucradas en el "burbuja dot-com" de finales de los 90's o el muy conocido caso de Enron (que este año cumplió 20 años) pusieron en jaque a la economía, no solo de Estados Unidos, sino de varios países del mundo.
Esta preocupación radica, no solo en el hecho per se de la sobre valuación que pudieran tener estas compañías, sino que, al tratarse de empresas consideradas como emprendimientos, no cuentan con equipos robustos, en su segunda línea de defensa, con la experiencia, habilidades y, sobre todo, con el Seniority (posición de liderazgo) en la junta de directores, que demandaría un gobierno corporativo ad hoc a una empresa que pretende ser pública.
En aquellos días, la extrema facilidad de estas compañías para hacerse de recursos por parte de inversionistas que buscaban duplicar sus beneficios, firmas de auditoría internacionales que se prestaban para avalar los estados financieros que soportaban el valor de sus acciones y una nula cultura de administración de riesgos, control interno y gobierno corporativo que respaldara la veracidad de esta información propició incluso, que empresas más solidas como Apple, Microsoft o incluso Amazon en sus inicios casi desaparecieran.
Hoy, 20 años después de estos eventos y de la llegada de la Ley Sarbanes Oaxley en el 2004 que garantizaría la transparencia y veracidad de la información de los estados financieros con base en su sistemas de control interno y gobierno corporativo, vemos con preocupación como se repite esta historía y como cada día más compañías se suman a la lista de empresas extranjeras públicas que cotizan en el indice NASDAQ o NYSE.
Esta preocupación radica, no solo en el hecho per se de la sobre valuación que pudieran tener estas compañías, sino que, al tratarse de empresas consideradas como emprendimientos, no cuentan con equipos robustos en su segunda línea de defensa, con la experiencia, habilidades y, sobre todo, con el Seniority (posición de liderazgo) en la junta de directores, que demandaría un gobierno corporativo ad hoc a una empresa que pretende ser pública. Ni siquiera algunas de estas grandes firmas de Venture Capital o de Growth Equity hacen por establecer estás áreas como mandatorias y, si lo hacen, las empresas solo las implementan por cumplir con el requisito de sus inversores aunque los tengan afuera de todo proyecto estratégico.
Quizás sea momento de hacer una pausa en esta estampida de unicornios felices, con cuernos mágicos, y empezar a hacer cambios verdaderos en las estructuras organizacionales de estas empresas para garantizar que, aún cuando el objetivo de todo negocio sea ganar dinero, prevalezcan los valores originales que dieron lugar a su riqueza en las siguientes generaciones y no solo se trate de embellecer un negocio para venderlo a un mejor precio.
Crear una compañía para que dure y no solo para ganar dinero debería ser la misión sobre el objetivo de todo negocio, y áreas como administración de riesgos, control interno o auditoría interna son los equipos idóneos para construir una verdadera cultura organizacional que soporte al negocio en su toma de decisiones.
Si quieres platicar más al respecto me encantaría leer tu opinión, escríbeme a askgerry@advisory-plus.com o déjame un comentario abajo para iniciar la plática.
Gerardo González
Advisory Plus
Consultoría con Sentido Común
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